Si tu bebé es menor de un año, necesitarás reemplazar las tomas de leche materna por tomas de fórmula o leche tuya congelada. Sin embargo, no puedes quitarle el pecho de golpe a tu hijo, ya que te extrañará a ti y tu cuerpo no comprenderá lo que sucede. Por eso te sugerimos lo siguiente: reemplaza una toma cada 3 ó 4 días. Es decir, si tu bebé come cada 4 horas, puedes iniciar el destete dándole en biberón la segunda toma de la mañana. Continuar así por 3 días y al cuarto día reemplazar la tercera toma del día por fórmula o leche materna en biberón. Si tus pechos están muy llenos de leche todavía y estás muy incómoda, espera un día más antes de quitar otra toma. Si al revés, ya tu producción de leche estaba disminuyendo (cosa que puede suceder si das de lactar a tu bebé y complementas con fórmula) y no sientes los pechos llenos, puedes acelerar el destete y quitar una toma de pecho cada 2 días.
Se recomienda reemplazar progresivamente las tomas dejando para el final la de la mañana y la de la noche. ¿La razón? Primero que nada, generalmente produces más leche en la mañana y cuesta que el cuerpo se vaya acostumbrando a que no se requiere más leche en ese horario. Por otra parte, la toma de la noche a veces es la más difícil de dejar por temas sicológicos. Por ejemplo, el bebé muchas veces está acostumbrado a dormirse tomando el pecho de mamá. O incluso la madre siente que es un momento muy especial y le cuesta inventar una nueva rutina a la hora de dormir al bebé. Lo más importante es tomarse las cosas con calma y no angustiarse si no se sigue un calendario establecido para el destete; hay muchas mamás que siguen amamantando a sus hijos sólo en la noche hasta que se sienten listas para abandonar la lactancia completamente o sus cuerpos ya no producen suficiente leche.
Si de la noche a la mañana dejas de lactar a tu bebé, tu cuerpo seguirá produciendo la misma cantidad de leche que estaba acostumbrado. Esto no es bueno porque se pueden tapar los conductos de leche en tus pechos, inflamarse e incluso infectarse.
Pocas mamás primerizas están preparadas para las incomodidades que pueden sufrir al dejar de amamantar a sus bebés. Las molestias se producen porque la leche se acumula y se inflaman los pechos. Para aliviarte, puedes colocarte hojas de repollo (col) frescas y ojalá frías. También puedes alternar entre compresas frías y calientes. Otras mamás dicen que los baños de tina o duchas calientes calmaban el dolor para ellas. Si notas enrojecimiento en tus pechos, fiebre, dolor de cabeza o tienes síntomas de una gripe, por favor llama a tu médico pues es posible que hayas desarrollado una mastitis.
El destete puede ser muy difícil para el bebé si no te preocupas de reemplazar esos momentos de conexión tan íntima que compartías con él, por muchos abrazos, cariño y atención. Cárgalo en brazos (no te sorprendas si busca tu pecho), dale un masaje para bebés, llévatelo a pasear... la idea es dedicarle mucha atención hasta que se vaya acostumbrando a que mamá ahora le da de comer de manera diferente pero con el mismo amor de antes. Si el bebé rehúsa el biberón y ya tiene más de 6 meses, intenta alimentarlo con vaso entrenador. En general, si se estima que no se va a lactar exclusivamente el primer año, se aconseja acostumbrar al bebé a tomar leche materna de un biberón después que se ha establecido bien la lactancia materna (entre las 4 a 6 semanas de nacido), para que no lo rechace después. Mucha suerte y ya lo sabes: no te obligues a dejar de amamantar muy rápido por presiones externas o consejos malos pero bien intencionados.